miércoles, 17 de febrero de 2010
Mikhail Zhuravlev
Nacido en San Petersburgo a comienzos de los 60, se formó en el Instituto Cinematográfico de la antigua Unión Soviética; de ahí el estilo narrativo y sensual, de humor radiante e irónico que impregna su pintura.
A medio camino entre Botero y Bauchant, quizá, pero con un estilo propio que deja sentir en sus telas como la influencia de una música sutil, un arte ingenuo más que naif.
En sus temas impera una inocencia ligera que nos envuelve y nos hechiza.
Colores primarios y luminosos, una atmósfera brillante, para representar el mundo como si fuese a través de una cámara fotográfica, captando el momento en toda su ironía, casi con complicidad.
A medio camino entre Botero y Bauchant, quizá, pero con un estilo propio que deja sentir en sus telas como la influencia de una música sutil, un arte ingenuo más que naif.
En sus temas impera una inocencia ligera que nos envuelve y nos hechiza.
Colores primarios y luminosos, una atmósfera brillante, para representar el mundo como si fuese a través de una cámara fotográfica, captando el momento en toda su ironía, casi con complicidad.
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