domingo, 3 de enero de 2010
El Principito (Antoine de Saint-Exupery)
Un aviador tiene una avería en pleno desierto del Sahara. Duerme como puede. Al despertar, oye una vocecita que le dice: “Por favor … ¡dibújame un cordero”.
Es el Principito: vive en un asteroide no más grande que una casa, pero sólo para él y para su flor.
Encontré esta bonita reflexión de Rafael Gómez Pérez, en el blog "Zaragoza Única" . Sigue así:
...Y los adultos, que siguen – seguimos – siendo niños, tendremos siempre al Principito como uno de nuestros mejores amigos. Porque entenderemos que lo pequeño es grande cuando la medida es el corazón.
Gracias a El Principito se descubre, como si fuera la primera vez, qué es un cordero, qué es una rosa, que es un amigo. Como su planeta es pequeño, le bastan pocas cosas, y con eso tiene de todo.
Por eso, el Principito ha aprendido a valorar las cosas naturales y a no fiarse mucho de las artificiales, que prometen lo que en realidad no vale mucho.
Tiempo, ¿para qué?
¿Queréis un ejemplo? Está en su diálogo con el mercader ..
- “Buenos días – dijo el Principito.
- Buenos días – dijo el mercader.
Era un mercader de píldoras perfeccionadas, que aplacarían la sed. Se toma una por semana y no se siente más le necesidad de beber.
Es una gran economía de tiempo. Los expertos han hecho cálculos. Se ahorran cincuenta y tres minutos por semana.
- ¿Y qué se hace con esos cincuenta y tres minutos?
- Sé hace lo que se quiere …
- Yo – se dijo el Principito -, si tuviera cincuenta y tres minutos para gastar, caminaría muy suavemente hacía una fuente”.
El Principito es un libro que no pasa de moda o, mejor, que está por encima de las modas.
La prueba es que se edita y vende continuamente.
¿Cuál es su secreto? Enseñar con palabras sencillas realidades que serán siempre verdad.
Mirad por ejemplo el diálogo con el zorro:
El Principito le pide que juegue con él, pero el zorro contesta que no puede, porque no está domesticado.
El Principito le pregunta una y otra vez que significa “domesticar” y el zorro evita contestarle.
Ante la insistencia del niño, el zorro dice al fin que domesticar es “crear lazos”. La domesticación significa que tenemos necesidad el uno del otro.
Entonces el Principito comprende que su flor, aquella a la que cuida continuamente, estaba domesticada … o quizá lo había domesticado a él ..
Los niños entienden el Principito a su modo. Y los adultos, que siguen – seguimos – siendo niños, tendrán siempre al Principito como uno de sus mejores amigos. Porque entenderán que lo pequeño es grande cuando la medida es el corazón.
Si quereis leer el Principito completo ir a esta dirección
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