Aleluya. En alguna rara ocasión mi soledad se llena de prójimas y mis brazos abrazan y abrasan. Mi memoria viaja de noche; mis jardines, de amanecer en amanecer.
De todos los puentes cruzo el más frágil: el que une tu desolación con mi desconsuelo, y mi desconsuelo con tu desolación. Acaricio los pinos antes de que en el próximo vendaval besen el suelo.Aleluya. Cuando encuentre la verdad aún estaré a tiempo para llevar a mi infancia conmigo y clavarla luego como un afiche en la pared de la cocina. Nos vamos para volver; volvemos para irnos de nuevo. El tiempo es un viaje de escalas infinitas donde aprendemos y enseñamos algo.
Si la tristeza nos empapa con su lluvia, digamos aleluya aleluya, primero despacito y luego en alarido, para que al fin nos encierren, así sea medio por azar, en las mazmorras de la alegría.(Mario Benedetti)






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