lunes, 26 de noviembre de 2012
Oh Señor, "Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría"
Escuchen, oh hijos, la disciplina de un padre, y presten atención, para conocer entendimiento.2Porque buena instrucción es lo que ciertamente les daré. No dejen mi ley.3Pues yo resulté ser un hijo verdadero para mi padre, tierno y el único delante de mi madre.4Y él me instruía y me decía: “Que tu corazón tenga firmemente asidas mis palabras. Guarda mis mandamientos y continúa viviendo.5Adquiere sabiduría, adquiere entendimiento. No te olvides, y no te desvíes de los dichos de mi boca.6No la dejes, y ella te guardará. Ámala, y ella te salvaguardará.7La sabiduría es la cosa principal. Adquiere sabiduría; y con todo lo que adquieres, adquiere entendimiento.8Estímala altamente, y ella te ensalzará. Te glorificará porque la abrazas.9Dará a tu cabeza una guirnalda de encanto; te otorgará una corona de hermosura”. (Proverbios 4:1-9)
Hijo mío, de veras presta atención a mis palabras. A mis dichos inclina tu oído.21No se escapen de tus ojos. Guárdalos en medio de tu corazón.22Porque son vida a los que los hallan y salud a toda su carne.23Más que todo lo demás que ha de guardarse, salvaguarda tu corazón, porque procedentes de él son las fuentes de la vida.24Quita de ti mismo la tortuosidad del habla; y la sinuosidad de labios aleja de ti.25En cuanto a tus ojos, directamente adelante deben mirar, sí, tus propios ojos radiantes deben mirar con fijeza directamente enfrente de ti.26Allana el derrotero de tu pie, y establézcanse firmemente todos tus propios caminos.27No te inclines a la derecha ni a la izquierda. Quita tu pie de lo que es malo.
(Proverbios 4: 20-27)
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