Las águilas, en su sabiduría instintiva, saben hacer buen uso de las corrientes de aire termales al dejarse llevar por ellas, lo que les permite ascender a grandes alturas y realizar amplios recorridos con el consiguiente ahorro de energía. Muchas veces nosotros, debido a "las inquietudes de este sistema de cosas" o al "aguijón" de la imperfección (1 Cor:15:56), sentimos que nuestras energías no son suficientes y pensamos que será imposible seguir adelante. Ahí es cuando el espíritu de Jehová, como una cálida corriente de aire, nos envuelve y empuja suavemente de forma de hacernos lograr cosas que en principio, pensábamos, eran imposibles que pudiésemos alcanzar.
Solo necesitamos una cosa: tenemos que dejarnos llevar por su espíritu, que como una corriente de "aire termal" que nos sostendrá en este frío mundo mientras viajamos hacia el venidero. ¡Qué tierno es Jehová cuando también nos asegura que nos cargará "sobre sus plumas remeras" tal como lo hace el águila cuando está enseñando a sus polluelos, si esto es necesario (Deut. 32:11)! ¡O cuando nos brinda la sombra protectora debajo sus alas para evitar "el calor abrasador" de este viejo orden (Rev. 7:16; Sal. 91:4a)
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