domingo, 27 de diciembre de 2009
Estoy harta!!
Pues sí, estoy harta de que me quiten la esperanza....Yo voy a seguir creyendo, voy a seguir aguantando, voy a seguir soñando...(aunque ahora ni yo misma me lo crea...pero mañana será otro día, volverá a salir el sol.)
Dejo aquí unas palabras de Susana Tamaro de su libro "Querida Mathilda"
Recibí hace poco la visita de una joven amiga mía que acaba apenas de terminar los estudios superiores en el instituto.. Estaba desmoralizada porque sus padres desalentaban todos sus proyectos de estudios y sus hipótesis de futuro, querian que viviese en el espacio estrecho que esta sociedad concede a los jóvenes, sin osadías, sin luchar por algo diferente porque, total, no valía la pena.
"Estoy triste", me dijo, "estoy harta de que me quiten la esperanza. Podrían dejarme por lo menos un poco, lo mínimo para ir tirando".
Pues bien: yo comparto plenamente ese pensamiento. ¿Qué sentido tiene cerrar todos los caminos, atrancarse preventivamente en un búnker en el que sólo se garantiza nuestra propia supervivencia?
Detesto el catastrofismo que cada vez cobra más auge en estos años, detesto las predicciones apocalípticas, encuentro que el cinismo es un medio sumamente pobre para enmascarar la propia poquedad, la propia incapacidad de mirar apenas un poco más allá.
Tampoco me gustan todos aquellos que para hacer frente al desconcierto se refugian precipitadamente bajo el ala cálida de las sectas y los grupos. Aquellas sectas y grupos que, como primera medida, impiden pensar y construyen un futuro, ¡ay de mí!, a su imagen y semejanza para garantizarlo, llaves en mano, únicamente a sus adeptos.
Creo que entre estos dos caminos existe un tercer camino, acaso menos cómodo y menos tranquilizador. Este camino es el de los buscadores de esperanza, el de aquellos que saben quitarse de encima todos los lugares comunes sobre qué cosa ha de ser el hombre, sobre su destino, y que, a partir de algunas débiles señales, saben imaginar otro distinto. Un ser humano que todavía no ha nacido, pero que no está dicho que no haya de nacer.
No se busca la esperanza por miedo o por apaciguar la conciencia, sino porque se cree en el potencial evolutivo escondido en el hombre.
Fotos Nieves Bordel en
Dejo aquí unas palabras de Susana Tamaro de su libro "Querida Mathilda"
Recibí hace poco la visita de una joven amiga mía que acaba apenas de terminar los estudios superiores en el instituto.. Estaba desmoralizada porque sus padres desalentaban todos sus proyectos de estudios y sus hipótesis de futuro, querian que viviese en el espacio estrecho que esta sociedad concede a los jóvenes, sin osadías, sin luchar por algo diferente porque, total, no valía la pena.
"Estoy triste", me dijo, "estoy harta de que me quiten la esperanza. Podrían dejarme por lo menos un poco, lo mínimo para ir tirando".
Pues bien: yo comparto plenamente ese pensamiento. ¿Qué sentido tiene cerrar todos los caminos, atrancarse preventivamente en un búnker en el que sólo se garantiza nuestra propia supervivencia?
Detesto el catastrofismo que cada vez cobra más auge en estos años, detesto las predicciones apocalípticas, encuentro que el cinismo es un medio sumamente pobre para enmascarar la propia poquedad, la propia incapacidad de mirar apenas un poco más allá.
Tampoco me gustan todos aquellos que para hacer frente al desconcierto se refugian precipitadamente bajo el ala cálida de las sectas y los grupos. Aquellas sectas y grupos que, como primera medida, impiden pensar y construyen un futuro, ¡ay de mí!, a su imagen y semejanza para garantizarlo, llaves en mano, únicamente a sus adeptos.
Creo que entre estos dos caminos existe un tercer camino, acaso menos cómodo y menos tranquilizador. Este camino es el de los buscadores de esperanza, el de aquellos que saben quitarse de encima todos los lugares comunes sobre qué cosa ha de ser el hombre, sobre su destino, y que, a partir de algunas débiles señales, saben imaginar otro distinto. Un ser humano que todavía no ha nacido, pero que no está dicho que no haya de nacer.
No se busca la esperanza por miedo o por apaciguar la conciencia, sino porque se cree en el potencial evolutivo escondido en el hombre.
Fotos Nieves Bordel en
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