"Sólo en los sueños, en la poesía, en el juego -encender una vela, andar con ella por el corredor- nos asomamos a veces a lo que fuimos antes de ser esto que vaya a saber si somos."
Julio Cortázar
Hombre feliz en mundo abstracto (Graciela Bello)
El únco fracaso irremediable y verdadero
Los humanos somos unos bichos tan malditamente complicados, tan desequilibrados y contradictorios, que podemos pasarnos toda la vida creyendo que deseamos algo con todas nuestras fuerzas, cuando en realidad estamos invirtiendo toda nuestra energía en conseguir que ese deseo no salga adelante. Y así, nos enamoramos de los hombres o las mujeres más inconvenientes, aquellos con los que justamente será imposible construir una pareja estable; o decimos que queremos ser escritores pero nos las arreglamos para no escribir jamás; o tomamos decisiones laborales que nos alejan de un ascenso y decimos que lo hacemos porque queremos vivir con tranquilidad, cuando lo cierto es que no nos atrevemos a afrontar el reto. Hay mil maneras de fastidiarse uno la vida, todas ellas enmascaradas con estupendas y convincentes explicaciones.
Es verdad que uno debe de sentirse muy libre cuando no tiene nada que perder. Pero es una libertad que cuesta demasiado, una ligereza de equipaje muy poco envidiable, semejante a la del muerto en el cementerio. Vivir conlleva siempre un riesgo, un reto y un dolor. Imposible vivir una vida digna de tal nombre sin aceptar de entrada esos ingredientes. Sí, es cierto: a menudo sientes que se agita dentro de ti el pequeño gusano de la rendición.
(Desencuentro)
Por qué seguir insistiendo en enamorarte. Por qué seguir peleándote para conseguir montar tu propia empresa. Por qué continuar tiñéndote el pelo, haciendo deporte, cuidando la dieta. Por qué esforzarte en ser actor, o fotógrafa, o corredor de motos, esas vocaciones tan duras y difíciles, en vez de apoltronarte en un empleo seguro dentro de un banco. Y así sucesivamente. Es tentador rendirse, fracasar de entrada y sin luchar, antes de que te fracasen los demás. Pero es una elección bastante estúpida. Porque el único fracaso irremediable y verdadero es no vivir; y porque el miedo al dolor es siempre peor que el dolor mismo.
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