y eneros que pasan calurosos
en la ternura irrepetible de una presencia amable.
Pero esta vez no es la mía
quien templa la mueca de tus labios.
El invierno te hace suyo
y para siempre
tu interna frialdad se hace patente
piedra inalterable.
(Elisa Vazquez de Gey, "Atentamente suya")
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