Ítaca
Al partir en busca de Itaca,
ruega que tu viaje sea largo,
lleno de aventuras, lleno de despertares.
No temas a los monstruos de antaño…
no los encontrarás en tus viajes
si tus pensamientos son elevados y así permanecen,
si pasiones autenticas agitan tu mente, tu cuerpo
y tu espíritu.
No encontrarás monstruos terribles
si no los llevas dentro de tu alma,
si tu alma no los coloca frente a ti.
Ruega que tu viaje sea largo,
lleno de mañanas de verano
en que con mucho placer y mucho gozo
eches el ancla en puertos que no habías visto,
curioseas en mercados fenicios,
para comprar tesoros exquisitos,
madreperla y coral, ébano y ámbar
y toda suerte de perfumes sensuales,
tantos como desees.
Visita muchas ciudades egipcias,
contenta de sentarte a lo pies de los sabios,
ansiosa y dispuesta a recibir el saber.
Ten Itaca siempre presente.
tu llegada allí es tu destino,
pero no te des prisa en tu viaje; se paciente.
Mejor que dure muchos años,
más tiempo del que puedas imaginar.
Para que finalmente, cuando llegues a esta isla sagrada,
seas una mujer sabia, realizada abundantemente
por todo lo que hayas ganado por el camino,
ya sin esperar que Itaca te enriquezca,
ya sin necesitar que Itaca te enriquezca.
Itaca te ofreció el viaje profundo,
la oportunidad de descubrir a la mujer
que siempre has sido.
Sin Itaca como inspiración,
nunca hubieras partido en busca de plenitud.
Y si la encuentras pobre,
Itaca no te engañó.
Autentica como eres ahora,
llena de sabiduría, belleza y gracia,
enriquecida e iluminada por todo lo que has experimentado,
finalmente comprenderás lo que en verdad significan
todas las Itacas de tu vida.
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