Lo más difícil es lo más estimulante.
Porque el arte no es una cuestión de técnica, la técnica no es para tanto. Lo que importa es el propósito, tener un propósito que sea emocionante.
Se trata de emocionar, no de demostrar habilidad.
Pero hay que tener fe. Saber que tú tienes tu rostro, tu carácter, tus circunstancias. Todo eso te lleva a pintar de determinada manera y la tienes que aceptar, aunque te gusten otras muy distintas, porque nadie se puede salir de su propia manera. Lo importante es ser cada vez más uno mismo.
Lo que se pide es individualidad. Lo que tú puedes hacer, no lo puede hacer nadie más.
Cuando empecé no tenia idea de nada. No sabía ni mirar. Ahora sé que el arte es un misterio que hay que conquistar. Y una cuestión de amor. Si una cosa te interesa la sigues, no importa lo que cueste. Si todo eso se da, tiempo, amor, esfuerzo, la vida te va llevando.
¡Exponer, exponer! Siempre lo mismo…Hay demasiado carnaval en el mundo del arte. Yo lo que hago es trabajar mucho. Y si produces poco, expones poco y ya está. Además no hay porque sacarle partido inmediatamente a las cosas. Hay gente que lo hace y que lo necesita, pero yo no trabajo en ese sentido. Tampoco es que vaya a contracorriente. No voy contra nada, voy a donde tengo que ir. Eso espero.
Es muy raro el arte que se libra del efectismo, porque el artista necesita seducir. Picasso, por ejemplo, es efectista. Sacrifica aunque sea una parte de la verdad para salvar su negocio, su cuadro.
La naturaleza es lo único que no es efectista. Por eso Velázquez es un ejemplo. Te respeta casi tanto como ella, no te quiere captar. En cambio, a Goya en las pinturas negras lo veo un poco teatral ¡tanta bruja!
Hay gente que es muy tramposa y no ha dicho nunca la verdad en busca del éxito. Pero, claro, o tienes dinero o estas en manos de los demás. Y ahí está el hacer equilibrios. El culpable es, más que el individuo, es la sociedad. Es indignante lo que hace pasar a la gente que vale.
¿Cuándo se acaba un cuadro? Es que el final no existe. En mi caso me detengo por dos motivos: uno, porque el natural desaparece; entonces puedes pintar encima o firmarlo y venderlo.
Otro es el agotamiento. Yo prefiero este último porque tengo curiosidad por saber hasta donde puedo llegar. Pero para mi, la palabra acabar no existe.
Cuando yo daba clases en Madrid, veía que gente con disposición a hacer lo que hiciera falta por pintar había muy poca. La gente es muy cómoda, no quiere pasarlo mal. Y eso está bien, pero para conseguir algo hay que arriesgar muchísimo.
/Antonio López)
Entrevista 2ª parte
Pintor español nacido en Tomelloso, Ciudad Real. Se formó en un principio junto a su tío Antonio López Torres, también pintor. En él ejerció notable influencia la obra de Salvador Dalí de quien toma el gusto acusado por la realidad y el predominio del dibujo sobre la pintura.
Entre 1950 y 1955 realizó estudios de pintura en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Finalizados los mismos, alternó su trabajo entre Tomelloso y Madrid.
Contrajo matrimonio con la pintora María Moreno. Entre 1964 y 1969 Antonio López se dedicó a impartir lecciones de preparación sobre el color en la Real Academia de San Fernando. Su obra, inscrita dentro del hiperrealismo, ha sido adaptada al cine por el director cinematográfico Víctor Erice en el film titulado El sol del membrillo (1992).
La temporalidad y el deterioro de lo material son notas que definen su estilo hiperrealista. En enero de 1993 es nombrado miembro de número de la madrileña Real Academia de San Fernando.
Antonio López es un artista que busca, dentro de la realidad que le rodea, los aspectos más cotidianos tratados con un enorme detallismo fotográfico como lo ejemplifica su obra titulada Cuarto de baño.
El sol del membrillo (video)
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