Explicar mis cuadros no es una tarea fácil para mí, soy mujer de pocas palabras y considero que mi pintura es la mejor forma de expresar mis sentimientos, no plenamente conseguida; siempre o casi siempre, parece que me quedo a un paso de lo que realmente pretendía. Pero eso es la pintura, una lucha. Una lucha por sacar lo mejor de nosotros mismos, un intento de plasmar en colores los mejores sentimientos del alma humana y compartirlos.
Decia Khalil Gibran “Nadie puede vivir a solas con la belleza que es capaz de percibir”. Y en eso estamos, intentando que llegue a alguien.
Me vienen a la memoria unas palabras de un pintor naif Manuel Aragón, que lo ha expresado perfectamente:
“Para mí, la pintura es lucha. Es el enfrentamiento de mi yo con las líneas, espacios, colores que voy creando dentro del cuadro y que nunca o casi nunca están de acuerdo total con lo que quiero representar. Uno puede gozar sufriendo y buscar en ello poesía, uno puede sentir alegría dentro de la tragedia, puede sentirse fugazmente feliz cuando su obra conclusa le dice algo, algo que está muy cerca del gozo supremo de encontrarse con uno mismo. Todo ocurre en el interior, en la pugna por conseguir la belleza.
La pintura es un dolor y un deleite. La pintura es vida”
Y es cierto, nunca me siento tan viva como cuando pinto. Me siento alerta, eufórica, con los ojos de mis ojos bien abiertos, atentos a lo que pueden percibir, los colores del cielo, los verdes de los árboles, del campo, las luces y las sombras, la gente, los animaliños…La vida. Siempre me sorprende.
Y cuando el cuadro se me presenta ya finalizado, listo, siento ese gozo, esa paz que da el saber que esa imagen, esos sentimientos no se escaparán nunca y tengo la extraña sensación de que ese cuadro ha estado siempre ahí, yo solo lo he trasmitido al lienzo, he sido el vehiculo para que saliera a la luz. ”La pintura es más fuerte que yo, siempre consigue que haga lo que ella quiere”, decía Picasso.
Y para ser de pocas palabras, parece que me he enrollado un montón y aun no he explicado el cuadro que era el objetivo de estas líneas.
Pues bien, este cuadro se titula “No estamos solos”. Con él quiero expresar que en los malos momentos, cuando estamos en la oscuridad, perdidos, solos, cuando somos incapaces de ver una salida, incluso en esos momentos una Luz poderosa nos ilumina, nos acompaña y nos acoge, nos arropa. Siempre está ahí y aunque no la veamos, la podemos sentir. Nos ilumina… Siempre hay esperanza.
Y finalizo con unas palabras muy apropiadas
“Si tomara las alas del alba,
para poder residir en el mar más remoto,
allí también, tu propia mano me guiaría
y tu diestra me asiría.
Y si yo dijera:”De seguro la oscuridad misma
prestamente se apoderará de mí.”
Aun la oscuridad misma no resultaría demasiado oscura para ti,
sino que la noche misma brillaría
tal como lo hace el día,
lo mismo daría que la oscuridad fuera luz.”
(Salmo 139: 9-12)
El mundo está lleno de pequeñas alegrías; el arte consiste en saber distinguirlas.
( Li-Tai-Po)
No hay comentarios:
Publicar un comentario