Hay que afrontar la vida y dominarla. Las condiciones externas y las apariencias no tienen ninguna importancia por sí mismas, salvo como fuente de crecimiento. Es Ley que cualquier dificultad que se presente debe ser exactamente lo que uno más necesita en ese instante, para permitirle dar el siguiente paso y superar la dificultad. El único infortunio, la única tragedia, llega cuando sufrimos sin aprender la lección.
domingo, 28 de octubre de 2012
Tu gran oportunidad
Tu problema actual es tu gran oportunidad. Tu misma mente -el lugar Secreto, como la llamó Jesús- es la sala de asambleas donde se toman las decisiones que afectarán toda tu vida, la sala de diseño donde se traza tu destino. Tu vida es un laboratorio. El mundo es tu taller.
La razón de que estés aquí es que te desarrolles espiritualmente y la única manera de hacerlo es afrontar los retos de la vida práctica y superarlos. Uno no se desarrolla espiritualmente si huye de la vida y se refugia en una gruta, como un ermitaño, o en algún retiro artificial, por buenas que sean sus intenciones. Tampoco se alcanza estatura espiritual mediante la voluntad, la fuerza bruta o la treta astuta.
Se crece en gracia y en comprensión al resolver los problemas cotidianos a medida que surgen, mediante la práctica de la presencia de Dios, mediante una actitud de tolerancia hacia los demás, mediante el sentido común, que es Sabiduría Divina, un trato sincero y honrado y el desarrollo de un verdadero sentido del humor, que siempre nos acerca más a Dios.
Hay que afrontar la vida y dominarla. Las condiciones externas y las apariencias no tienen ninguna importancia por sí mismas, salvo como fuente de crecimiento. Es Ley que cualquier dificultad que se presente debe ser exactamente lo que uno más necesita en ese instante, para permitirle dar el siguiente paso y superar la dificultad. El único infortunio, la única tragedia, llega cuando sufrimos sin aprender la lección.
Hay que afrontar la vida y dominarla. Las condiciones externas y las apariencias no tienen ninguna importancia por sí mismas, salvo como fuente de crecimiento. Es Ley que cualquier dificultad que se presente debe ser exactamente lo que uno más necesita en ese instante, para permitirle dar el siguiente paso y superar la dificultad. El único infortunio, la única tragedia, llega cuando sufrimos sin aprender la lección.
Todo el mundo ha sentido alguna vez el deseo de "alejarse de todo", en busca de paz. Como dice el poeta, "para mí, el sonido de las campanas del crepúsculo en templos antiguos". Pero no vives en un "templo antiguo" ni puedes ir a uno ahora, aun cuando esa fuera la actitud válida. Semejantes pensamientos son sueños. La verdadera paz no fluye en las condiciones externas, sino desde adentro. Se puede estar lleno de temor o de odio en la montaña más remota, y se puede disfrutar de la Presencia de Dios en el centro de la ciudad hecha un caos.
Dr. Emmet Fox "Metafísica Práctica"
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