jueves, 18 de octubre de 2012
EL MARAVILLOSO MAGO DE OZ: viaje de retorno a casa
L. Frank Baum escribió EL MARAVILLOSO MAGO DE OZ con el objetivo de dar a los niños y niñas una alternativa suave a aquellos cuentos clásicos en que sucesos trágicos y moralejas contundentes gozaban de mucho protagonismo. Según Baum, los niños buscan entretenimiento y es dentro de él donde se debe depositar la moraleja y no al revés.
La historia es claramente un relato iniciático. El alma (Dorothy) realiza un viaje en el que aprende a utilizar la mente de un modo correcto (Espantapájaros), aprende a sentir correctamente con su cuerpo emocional (Leñador de hojalata), afina en el control del cuerpo físico mediante el uso correcto de la fuerza y el valor (León), y para todo ello se vale del deseo y la curiosidad (Toto, el perrito).
Esto nos lo han contado algunas enseñanzas como el Budismo o la Teosofía, también relatos mitológicos como Los Doce Trabajos de Hércules, y en la literatura clásica poemas épicos como La Odisea.
El Maravilloso Mago de Oz es un relato infantil que por su sencillez, claridad y atractivo es muy adecuado para niños y también para sus padres. Perfecto para leérselo antes de dormir, trocito a trocito.
Todo simbólico. Nada explícito.
¿Nos damos una vuelta por la Tierra de Oz?
Dorothy vive en Kansas. Todo es gris: la tierra, la hierba, el cielo… . Hace mucho que Tía Em y Tío Henry, sus padres adoptivos, perdieron el color de sus ojos, el rubor de sus mejillas. Trabajan en su granja y nunca ríen ni se emocionan. No hay maldad, tampoco chispa. Dorothy se consuela con su divertido perro, Toto, al que quiere mucho. Hasta que un día llega un ciclón. Dorothy y Toto se refugian en su habitación y ven por la ventana cómo la casa es levantada por los aires. Están volando. Pasan horas y horas, y acaban durmiéndose. Cuando despiertan han llegado a la Tierra de Oz. Una tierra llena de colores y personajes curiosos.
Así empieza la historia. Dorothy simboliza el alma humana, que ha estado experimentando en la materia más densa y tosca durante un tiempo. Una vez esa alma tiene sus vehículos suficientemente trabajados llega el momento de que emprenda un viaje al “más allá”, a los planos sutiles, para acabar de perfeccionarlos y lograr la maestría.
La Tierra de Oz son esos planos internos en los que Dorothy debe experimentar.
La casa de Dorothy aterriza en el país de los Munckins, con tal suerte que aplasta a la Malvada Bruja del Este. Los Munchkins le están tremendamente agradecidos, pues les tenía esclavizados. La Bruja Buena del Norte aparece y le cuenta a Dorothy que hay cuatro brujas: La Malvada Bruja del Este, La Malvada Bruja del Oeste, La Bruja Buena del Norte y la Bruja Buena del Sur. Dorothy le pide que la devuelva a Kansas, y la Bruja le dice que sólo el Mago de Oz puede hacerlo. Para llegar a él, debe ir a Ciudad Esmeralda siguiendo el camino de baldosas amarillas. Como recompensa, Dorothy se queda los zapatos plateados de la bruja a la que acaba de aplastar y emprende su camino.
En muchas culturas la cruz simboliza la tensión entre espíritu (vertical) y materia (horizontal). El punto central es el punto justo dónde las fuerzas están a partes iguales. Las Brujas Malvadas se sitúan en los puntos cardinales horizontales y representan la materia. Las Brujas Buenas en los verticales y representan el espíritu.
Alegóricamente, debemos trascender las fuerzas de la materia para ensalzar y vibrar en el espíritu, el alma; aunque debe ser en el centro de la cruz, lo que significa que esa vibración en el espíritu debe ser materializada, es decir, experimentada desde el plano en el que nos encontramos cuando encarnamos. Dorothy vence sin saberlo a una de esas fuerzas, por tanto goza ya de un cierto grado de preparación.
El camino amarillo representa el camino de la vida. El amarillo se relaciona con la energía de la “Armonía a Través del Conflicto”. ¿Existe mejor definición? Siguiendo ese camino llegará donde debe, pues Ciudad Esmeralda está al final de éste, aunque ella no sabe qué entresijos hallará. Los zapatos plateados son una virtud ya adquirida.
De camino Dorothy encuentra a un espantapájaros que se queja amargamente colgado de una estaca. Lo libera. El pobre se siente estúpido porque tiene la cabeza rellena de paja y no sabe pensar. Dorothy le dice a dónde va y el espantapájaros cree que si va con ella quizá Oz le de un cerebro de verdad. Los dos emprenden el camino.
El Espantapájaros es la mente de Dorothy. Está anclado a una estaca, un símil sobre el comportamiento de la mente concreta (hemisferio izquierdo). Este hemisferio acostumbra a seccionarlo todo, a esquematizar, a dividir, y a tener puntos de vista un tanto cerriles. Para desarrollarse, necesita compensar con la mente abstracta (hemisferio derecho) y estar así completo. Durante todo el viaje, el espantapájaros toma decisiones y aporta ideas brillantes sin siquiera ser consciente de ello.
Dorothy y el espantapájaros continúan su camino y se encuentran con un Leñador de hojalata que se ha oxidado y no puede moverse. Lleva ahí mucho tiempo. Después de ponerle aceite en las articulaciones, les cuenta que le rompieron el corazón y ahora ya no tiene. Después de explicarle que van a ver a Oz, se une al viaje con el propósito de pedirle algo también: un corazón de verdad.
El hombre de hojalata representa las emociones. En la vida los golpes las oxidan, las entumecen y las convierten en material innoble, como la hojalata. Ese es un matiz importante: las emociones más “simples” son de hojalata, no de un metal noble. También simbolizan la falta de flexibilidad que provoca un estado emocional contenido. En su viaje, el hombre de hojalata sintetiza lo que sucede, apoya, da calor y vigila al grupo a través de un gran y profundo sentido amoroso, cercano a la impersonalidad.
Al cabo de un rato se encuentran con un enorme león que quiere morder al pequeño perro de Dorothy, Toto. Los 3 caminantes le recriminan su actitud: ¡un animal tan feroz no debe atacar a otro tan indefenso, sino luchar por causas mayores!. El león rompe a llorar, pues se da cuenta de lo cobarde que es. Les cuenta que nació así y que no tiene valor. Así que también se une a la expedición, esperanzado de que Oz le pueda conceder esa virtud.
El valor, la acción correcta y la direccionalidad son características de nuestro cuerpo físico/instintivo. Bien dirigido es una herramienta eficaz, contundente y funcional. Sin acción, nos convertimos en no manifestadores, y la existencia se basa en hacer, equivocarse, levantarse, hacer, acertar, hacer… y gestionar luego todas esas experiencias. El miedo nos hace quedarnos quietos. Es el principal enemigo de la acción. Sin darse cuenta, el león se muestra cada vez más y más valiente durante el camino…
Dorothy, Toto y sus 3 nuevos amigos llegan por fin a Ciudad Esmeralda. En las puertas de la ciudad, a pie de muralla, un hombrecillo verde les atiende y después de escuchar sus peticiones les deja pasar. “Para entrar a Ciudad Esmeralda y no quedar cegado”, dice, “os debéis poner estas gafas”. Y coloca a cada uno unas gafas que cierra con llave en su parte trasera. Les atienden fenomenalmente, les conducen a través de una ciudad completamente verde hasta unos aposentos lujosos y amplios, y allí les piden que esperen.
Oz es muy reacio a recibir visitas, y lo tiene que pensar. Finalmente accede a recibirles uno por uno, día por día, y a todos les promete concederles su deseo previo pago: deben matar a la Bruja Malvada del Oeste. Entonces, cada uno tendrá lo que quiere.
Después de un viaje accidentado, Dorothy consigue matar a la bruja dentro de su castillo, arrojándole un cubo de agua. Los Winkies amarillos, habitantes del país, están tan contentos que arreglan las abolladuras del Leñador y regalan collares de oro y pulseras de diamantes a sus salvadores. Se encariñan tanto con el Leñador que le piden que se quede para gobernarles, pero declina el ofrecimiento porque deben volver a Ciudad Esmeralda para que Oz cumpla con su parte del trato.
En este viaje Dorothy completa su dominio de la parte material en la cruz cardinal, aunque vence a la bruja de un modo intuitivo. En la historia Dorothy sólo reacciona en cuanto la bruja le roba uno de sus zapatos plateados. Al ver amenazada una de sus virtudes, intuitivamente ataca a la bruja descubriendo su punto débil.
Esa parte del libro es especialmente dura y significativa pues todos acaban bastante magullados, y porque es una prueba contundente en la que todos participan de un modo decisivo. Con el dominio de la parte material de la existencia, o como mínimo con un control ya adquirido, Dorothy puede volver a casa.
Al llegar a Ciudad Esmeralda, piden inmediatamente ver a Oz. El mago les recibe, pero esta vez se muestra esquivo. Nuestros 5 amigos, que están muy confiados, se enfrentan a él y piden su recompensa. Toto, el perrito, se asusta y choca con un biombo que hace caer. Detrás de él descubren a un viejecito calvo y lleno de arrugas que acciona mandos y luces. ¡Menuda sorpresa! ¡El Mago es un impostor! El viejo usa trucos para engañar a todos los habitantes de Ciudad Esmeralda. Es un tramposo que mediante ventriloquía, inventos mecánicos, luces y cartón se hace pasar por un terrible mago.
Les cuenta que nació en Omaha, y que un día viajando en globo subió muy alto, tan alto que se durmió y al despertar llegó hasta aquí. Al aterrizar todos creyeron que era un gran mago, les ordenó que le construyeran un palacio y la ciudad y obligó a todos a ponerse gafas con cristales verdes. En realidad la ciudad no es esmeralda, son las gafas las que te hacen verla así.
Preciosa la alegoría en esta parte de la historia, que nos hace entender que el mundo tal y como lo conocemos no es más que una ilusión perpetrada por magos que, mediante trucos de tres al cuarto y la imposición de gafas de colores, nos hacen tragar con una versión parcial e interesada. Magos que son poderosos pero que no pueden hacer mucho más que trucos de ventrílocuo, luminotecnia y ilusionismo. No es verdadera magia, es algo más cercano al condicionamiento.
Nuestros amigos se entristecen porque comprenden que sus deseos no se van a cumplir: el mago no tiene poder para concederles nada. Aún así, le reclaman lo que les prometió. Oz, que en el fondo es muy bueno pero es un mago muy malo, le dice al espantapájaros: “No necesitas un cerebro, aprendes algo nuevo cada día, la experiencia es lo que aporta conocimientos. Aún así, ven mañana y veremos lo que puedo hacer”. Al Hombre de hojalata le dice: “Un corazón no sirve para nada más que para hacer sufrir a la gente, aún así, ven mañana y veremos lo que puedo hacer”. A león le dice: “Lo único que necesitas es confianza en ti mismo, el valor consiste en enfrentarse al peligro cuándo se tiene miedo y tu eso lo tienes en abundancia. Aún así, ven mañana y veremos lo que puedo hacer.” En cuanto a Dorthy y Toto: “Necesito dos o tres días para pensar en cómo devolveros a Kansas”. A cambio de satisfacerles, les pide a todos que guarden su secreto y no se quiten las gafas verdes.
El resultado del viaje es que cada uno ya ha adquirido las virtudes que desean. La dirección hacia un objetivo no ha sido tan determinante como la resolución de los sucesos que han tenido que vivir. De hecho, el verdadero objetivo era el camino y en él han aprendido lo imprescindible para obtener lo que necesitaban. Oz lo materializa en algo físico, pero la realidad es que en su interior ya existe y sólo debe hacerse realidad.
Al día siguiente Oz llena la cabeza al espantapájaros con alfileres y paja. Le dice que ese será su cerebro y que los alfileres son una prueba de su agudeza. Al Hombre de hojalata le abre un pequeño agujero en su pecho y dentro le cuelga un corazón de seda relleno de serrín. Al andar, se balancea y le golpea. Oz afirma que sin duda son sus latidos. Al león, le pone en un plato de oro verde una poción de valor, el león la bebe y entonces Oz le asegura que el valor ya está en su interior y que ya nunca más saldrá. Una vez ha terminado, Oz piensa para sí lo fácil que es ser un impostor: Todos le piden cosas que son imposibles pero luego, sólo con cuatro trucos, creen que son realidad y le felicitan.
En nuestras vidas siempre esperamos a que algo externo nos confirme algo interno. La mayoría de las veces depositamos en los demás aquello que es responsabilidad nuestra. No confiamos en nuestros actos, carecemos de suficiente objetividad para valorarlos. Los supuestos gurús que nos rodean nos ofrecen soluciones y banderas bajo las que vivir y con las que nos identificamos. Sin darnos cuenta, damos valor al farsante pues necesitamos de sus patrañas para creernos algo que por sí solo ya tenemos. El falso maestro nos engaña con placebos, discursos e ideologías. Entonces perdemos de vista nuestra propia capacidad de entender el mundo y ver lo que es, no lo que nos dicen que es.
Oz llama a Dorothy tres días después y le dice que ya sabe como devolverla a Kansas: Reconstruirá su globo y se marcharán los dos, así que convoca a todos los habitantes y les comunica que se va a marchar una temporada y que el espantapájaros se quedará a cargo del país, pues es el habitante más sabio en Ciudad Esmeralda después de él. El día que el globo está acabado, Oz llama a Dorothy para marcharse pero la niña no encuentra a Toto, las cuerdas del globo se rompen y Oz se marcha sin ella. Al momento, el perrito aparece.
Dorothy continúa esperando una solución externa. Pero su deseo no está por la labor porque esa no es la salida correcta, por ello Toto desaparece en dicho momento; y no puede marcharse sin él… Debe encontrar su propia salida, su propio camino de vuelta y no hay manera de volver a casa si Toto no está con ella.
Un soldado menciona que la Bruja Buena del Sur, Glinda, quizá le ayude a regresar a casa. El espantapájaros, que ahora es el gobernante de la ciudad, decide que acompañará a Dorothy y empieza a hacer los preparativos para dejar la ciudad correctamente gestionada en su ausencia. El Hombre de hojalata y el león también deciden acompañarle. Después de un viaje accidentado, en que cada uno de los 3 amigos de Dorothy pone en práctica magistralmente sus nuevas artes (el león es incluso proclamado Rey del bosque de los Animales después de matar a una araña gigante), llegan al País del Sur. Glinda, la bruja, les recibe y pregunta a cada uno que querrán hacer después de la partida de Dorothy. El espantapájaros dice que quiere seguir siendo el gobernante de Oz. El Leñador de hojalata quiere ir al país de los Winkies, ya que en ausencia de la malvada bruja le pidieron que les gobernara. Y el león desea quedarse en el bosque de los animales para gobernarles.
Glinda dice que llevará a cada uno donde desea. Sorprendentemente, se fija en Dorothy y le dice que con sus zapatos plateados podrá atravesar el desierto y llegar a Kansas. De hecho, lo hubiera podido hacer el primer día en que llegó. “¡Pero entonces yo no tendría mi cerebro!”, dice el espantapájaros. “¡Ni yo mi corazón!”, dice el leñador. “¡NI yo sería valiente!”, dice el león. Dorothy se alegra de haber ayudado a sus amigos, y como ahora cada uno ya tiene un país que gobernar ella ya puede irse a casa.
Glinda le dice a Dorothy que entrechoque sus tacones tres veces y diga a dónde quiere ir. La niña se despide de sus amigos y hace lo que le dice la bruja. Al momento, se encuentra rodando en calcetines por la hierba de las praderas de Kansas…
Es en el último viaje dónde las experiencias que viven les piden el máximo de cada uno. Están mucho más capacitados. Al final, cada uno ha conseguido ser el gobernante de un país. Simboliza el ideal de que cada una de las partes de nuestra psique, mente, emociones y físico, sea suficientemente sabia como para gobernar su propio plano y estar al servicio. Dorothy, como alma, ha comandado la expedición uniéndolos a todos. En su experiencia ha conseguido dominar los tres cuerpos y usarlos de un modo correcto.
Si bien podría haber vuelto a casa el primer día, el verdadero objetivo era el viaje, conocer a sus 3 curiosos amigos, ayudarles a ser lo que querían ser, y finalmente volver. En nuestras vidas tendemos a poner en el altar unos grandes objetivos, cosas que conseguir, metas que lograr. La vida misma se encarga de “distraernos” con otras cosas, de ponernos trabas, desvíos y entresijos que entendemos como paradas en el camino. Lejos de serlo, son esas propias experiencias las que nos conducen al objetivo final, pues al llegar nos daremos cuenta que tal o cual cosa nos hizo aprender.
eN EL BLOG ALTERNATIVO
La historia es claramente un relato iniciático. El alma (Dorothy) realiza un viaje en el que aprende a utilizar la mente de un modo correcto (Espantapájaros), aprende a sentir correctamente con su cuerpo emocional (Leñador de hojalata), afina en el control del cuerpo físico mediante el uso correcto de la fuerza y el valor (León), y para todo ello se vale del deseo y la curiosidad (Toto, el perrito).
Esto nos lo han contado algunas enseñanzas como el Budismo o la Teosofía, también relatos mitológicos como Los Doce Trabajos de Hércules, y en la literatura clásica poemas épicos como La Odisea.
El Maravilloso Mago de Oz es un relato infantil que por su sencillez, claridad y atractivo es muy adecuado para niños y también para sus padres. Perfecto para leérselo antes de dormir, trocito a trocito.
Todo simbólico. Nada explícito.
¿Nos damos una vuelta por la Tierra de Oz?
Dorothy vive en Kansas. Todo es gris: la tierra, la hierba, el cielo… . Hace mucho que Tía Em y Tío Henry, sus padres adoptivos, perdieron el color de sus ojos, el rubor de sus mejillas. Trabajan en su granja y nunca ríen ni se emocionan. No hay maldad, tampoco chispa. Dorothy se consuela con su divertido perro, Toto, al que quiere mucho. Hasta que un día llega un ciclón. Dorothy y Toto se refugian en su habitación y ven por la ventana cómo la casa es levantada por los aires. Están volando. Pasan horas y horas, y acaban durmiéndose. Cuando despiertan han llegado a la Tierra de Oz. Una tierra llena de colores y personajes curiosos.
Así empieza la historia. Dorothy simboliza el alma humana, que ha estado experimentando en la materia más densa y tosca durante un tiempo. Una vez esa alma tiene sus vehículos suficientemente trabajados llega el momento de que emprenda un viaje al “más allá”, a los planos sutiles, para acabar de perfeccionarlos y lograr la maestría.
La Tierra de Oz son esos planos internos en los que Dorothy debe experimentar.
La casa de Dorothy aterriza en el país de los Munckins, con tal suerte que aplasta a la Malvada Bruja del Este. Los Munchkins le están tremendamente agradecidos, pues les tenía esclavizados. La Bruja Buena del Norte aparece y le cuenta a Dorothy que hay cuatro brujas: La Malvada Bruja del Este, La Malvada Bruja del Oeste, La Bruja Buena del Norte y la Bruja Buena del Sur. Dorothy le pide que la devuelva a Kansas, y la Bruja le dice que sólo el Mago de Oz puede hacerlo. Para llegar a él, debe ir a Ciudad Esmeralda siguiendo el camino de baldosas amarillas. Como recompensa, Dorothy se queda los zapatos plateados de la bruja a la que acaba de aplastar y emprende su camino.
En muchas culturas la cruz simboliza la tensión entre espíritu (vertical) y materia (horizontal). El punto central es el punto justo dónde las fuerzas están a partes iguales. Las Brujas Malvadas se sitúan en los puntos cardinales horizontales y representan la materia. Las Brujas Buenas en los verticales y representan el espíritu.
Alegóricamente, debemos trascender las fuerzas de la materia para ensalzar y vibrar en el espíritu, el alma; aunque debe ser en el centro de la cruz, lo que significa que esa vibración en el espíritu debe ser materializada, es decir, experimentada desde el plano en el que nos encontramos cuando encarnamos. Dorothy vence sin saberlo a una de esas fuerzas, por tanto goza ya de un cierto grado de preparación.
El camino amarillo representa el camino de la vida. El amarillo se relaciona con la energía de la “Armonía a Través del Conflicto”. ¿Existe mejor definición? Siguiendo ese camino llegará donde debe, pues Ciudad Esmeralda está al final de éste, aunque ella no sabe qué entresijos hallará. Los zapatos plateados son una virtud ya adquirida.
De camino Dorothy encuentra a un espantapájaros que se queja amargamente colgado de una estaca. Lo libera. El pobre se siente estúpido porque tiene la cabeza rellena de paja y no sabe pensar. Dorothy le dice a dónde va y el espantapájaros cree que si va con ella quizá Oz le de un cerebro de verdad. Los dos emprenden el camino.
El Espantapájaros es la mente de Dorothy. Está anclado a una estaca, un símil sobre el comportamiento de la mente concreta (hemisferio izquierdo). Este hemisferio acostumbra a seccionarlo todo, a esquematizar, a dividir, y a tener puntos de vista un tanto cerriles. Para desarrollarse, necesita compensar con la mente abstracta (hemisferio derecho) y estar así completo. Durante todo el viaje, el espantapájaros toma decisiones y aporta ideas brillantes sin siquiera ser consciente de ello.
Dorothy y el espantapájaros continúan su camino y se encuentran con un Leñador de hojalata que se ha oxidado y no puede moverse. Lleva ahí mucho tiempo. Después de ponerle aceite en las articulaciones, les cuenta que le rompieron el corazón y ahora ya no tiene. Después de explicarle que van a ver a Oz, se une al viaje con el propósito de pedirle algo también: un corazón de verdad.
El hombre de hojalata representa las emociones. En la vida los golpes las oxidan, las entumecen y las convierten en material innoble, como la hojalata. Ese es un matiz importante: las emociones más “simples” son de hojalata, no de un metal noble. También simbolizan la falta de flexibilidad que provoca un estado emocional contenido. En su viaje, el hombre de hojalata sintetiza lo que sucede, apoya, da calor y vigila al grupo a través de un gran y profundo sentido amoroso, cercano a la impersonalidad.
Al cabo de un rato se encuentran con un enorme león que quiere morder al pequeño perro de Dorothy, Toto. Los 3 caminantes le recriminan su actitud: ¡un animal tan feroz no debe atacar a otro tan indefenso, sino luchar por causas mayores!. El león rompe a llorar, pues se da cuenta de lo cobarde que es. Les cuenta que nació así y que no tiene valor. Así que también se une a la expedición, esperanzado de que Oz le pueda conceder esa virtud.
El valor, la acción correcta y la direccionalidad son características de nuestro cuerpo físico/instintivo. Bien dirigido es una herramienta eficaz, contundente y funcional. Sin acción, nos convertimos en no manifestadores, y la existencia se basa en hacer, equivocarse, levantarse, hacer, acertar, hacer… y gestionar luego todas esas experiencias. El miedo nos hace quedarnos quietos. Es el principal enemigo de la acción. Sin darse cuenta, el león se muestra cada vez más y más valiente durante el camino…
Dorothy, Toto y sus 3 nuevos amigos llegan por fin a Ciudad Esmeralda. En las puertas de la ciudad, a pie de muralla, un hombrecillo verde les atiende y después de escuchar sus peticiones les deja pasar. “Para entrar a Ciudad Esmeralda y no quedar cegado”, dice, “os debéis poner estas gafas”. Y coloca a cada uno unas gafas que cierra con llave en su parte trasera. Les atienden fenomenalmente, les conducen a través de una ciudad completamente verde hasta unos aposentos lujosos y amplios, y allí les piden que esperen.
Oz es muy reacio a recibir visitas, y lo tiene que pensar. Finalmente accede a recibirles uno por uno, día por día, y a todos les promete concederles su deseo previo pago: deben matar a la Bruja Malvada del Oeste. Entonces, cada uno tendrá lo que quiere.
Después de un viaje accidentado, Dorothy consigue matar a la bruja dentro de su castillo, arrojándole un cubo de agua. Los Winkies amarillos, habitantes del país, están tan contentos que arreglan las abolladuras del Leñador y regalan collares de oro y pulseras de diamantes a sus salvadores. Se encariñan tanto con el Leñador que le piden que se quede para gobernarles, pero declina el ofrecimiento porque deben volver a Ciudad Esmeralda para que Oz cumpla con su parte del trato.
En este viaje Dorothy completa su dominio de la parte material en la cruz cardinal, aunque vence a la bruja de un modo intuitivo. En la historia Dorothy sólo reacciona en cuanto la bruja le roba uno de sus zapatos plateados. Al ver amenazada una de sus virtudes, intuitivamente ataca a la bruja descubriendo su punto débil.
Esa parte del libro es especialmente dura y significativa pues todos acaban bastante magullados, y porque es una prueba contundente en la que todos participan de un modo decisivo. Con el dominio de la parte material de la existencia, o como mínimo con un control ya adquirido, Dorothy puede volver a casa.
Al llegar a Ciudad Esmeralda, piden inmediatamente ver a Oz. El mago les recibe, pero esta vez se muestra esquivo. Nuestros 5 amigos, que están muy confiados, se enfrentan a él y piden su recompensa. Toto, el perrito, se asusta y choca con un biombo que hace caer. Detrás de él descubren a un viejecito calvo y lleno de arrugas que acciona mandos y luces. ¡Menuda sorpresa! ¡El Mago es un impostor! El viejo usa trucos para engañar a todos los habitantes de Ciudad Esmeralda. Es un tramposo que mediante ventriloquía, inventos mecánicos, luces y cartón se hace pasar por un terrible mago.
Les cuenta que nació en Omaha, y que un día viajando en globo subió muy alto, tan alto que se durmió y al despertar llegó hasta aquí. Al aterrizar todos creyeron que era un gran mago, les ordenó que le construyeran un palacio y la ciudad y obligó a todos a ponerse gafas con cristales verdes. En realidad la ciudad no es esmeralda, son las gafas las que te hacen verla así.
Preciosa la alegoría en esta parte de la historia, que nos hace entender que el mundo tal y como lo conocemos no es más que una ilusión perpetrada por magos que, mediante trucos de tres al cuarto y la imposición de gafas de colores, nos hacen tragar con una versión parcial e interesada. Magos que son poderosos pero que no pueden hacer mucho más que trucos de ventrílocuo, luminotecnia y ilusionismo. No es verdadera magia, es algo más cercano al condicionamiento.
Nuestros amigos se entristecen porque comprenden que sus deseos no se van a cumplir: el mago no tiene poder para concederles nada. Aún así, le reclaman lo que les prometió. Oz, que en el fondo es muy bueno pero es un mago muy malo, le dice al espantapájaros: “No necesitas un cerebro, aprendes algo nuevo cada día, la experiencia es lo que aporta conocimientos. Aún así, ven mañana y veremos lo que puedo hacer”. Al Hombre de hojalata le dice: “Un corazón no sirve para nada más que para hacer sufrir a la gente, aún así, ven mañana y veremos lo que puedo hacer”. A león le dice: “Lo único que necesitas es confianza en ti mismo, el valor consiste en enfrentarse al peligro cuándo se tiene miedo y tu eso lo tienes en abundancia. Aún así, ven mañana y veremos lo que puedo hacer.” En cuanto a Dorthy y Toto: “Necesito dos o tres días para pensar en cómo devolveros a Kansas”. A cambio de satisfacerles, les pide a todos que guarden su secreto y no se quiten las gafas verdes.
El resultado del viaje es que cada uno ya ha adquirido las virtudes que desean. La dirección hacia un objetivo no ha sido tan determinante como la resolución de los sucesos que han tenido que vivir. De hecho, el verdadero objetivo era el camino y en él han aprendido lo imprescindible para obtener lo que necesitaban. Oz lo materializa en algo físico, pero la realidad es que en su interior ya existe y sólo debe hacerse realidad.
Al día siguiente Oz llena la cabeza al espantapájaros con alfileres y paja. Le dice que ese será su cerebro y que los alfileres son una prueba de su agudeza. Al Hombre de hojalata le abre un pequeño agujero en su pecho y dentro le cuelga un corazón de seda relleno de serrín. Al andar, se balancea y le golpea. Oz afirma que sin duda son sus latidos. Al león, le pone en un plato de oro verde una poción de valor, el león la bebe y entonces Oz le asegura que el valor ya está en su interior y que ya nunca más saldrá. Una vez ha terminado, Oz piensa para sí lo fácil que es ser un impostor: Todos le piden cosas que son imposibles pero luego, sólo con cuatro trucos, creen que son realidad y le felicitan.
En nuestras vidas siempre esperamos a que algo externo nos confirme algo interno. La mayoría de las veces depositamos en los demás aquello que es responsabilidad nuestra. No confiamos en nuestros actos, carecemos de suficiente objetividad para valorarlos. Los supuestos gurús que nos rodean nos ofrecen soluciones y banderas bajo las que vivir y con las que nos identificamos. Sin darnos cuenta, damos valor al farsante pues necesitamos de sus patrañas para creernos algo que por sí solo ya tenemos. El falso maestro nos engaña con placebos, discursos e ideologías. Entonces perdemos de vista nuestra propia capacidad de entender el mundo y ver lo que es, no lo que nos dicen que es.
Oz llama a Dorothy tres días después y le dice que ya sabe como devolverla a Kansas: Reconstruirá su globo y se marcharán los dos, así que convoca a todos los habitantes y les comunica que se va a marchar una temporada y que el espantapájaros se quedará a cargo del país, pues es el habitante más sabio en Ciudad Esmeralda después de él. El día que el globo está acabado, Oz llama a Dorothy para marcharse pero la niña no encuentra a Toto, las cuerdas del globo se rompen y Oz se marcha sin ella. Al momento, el perrito aparece.
Dorothy continúa esperando una solución externa. Pero su deseo no está por la labor porque esa no es la salida correcta, por ello Toto desaparece en dicho momento; y no puede marcharse sin él… Debe encontrar su propia salida, su propio camino de vuelta y no hay manera de volver a casa si Toto no está con ella.
Un soldado menciona que la Bruja Buena del Sur, Glinda, quizá le ayude a regresar a casa. El espantapájaros, que ahora es el gobernante de la ciudad, decide que acompañará a Dorothy y empieza a hacer los preparativos para dejar la ciudad correctamente gestionada en su ausencia. El Hombre de hojalata y el león también deciden acompañarle. Después de un viaje accidentado, en que cada uno de los 3 amigos de Dorothy pone en práctica magistralmente sus nuevas artes (el león es incluso proclamado Rey del bosque de los Animales después de matar a una araña gigante), llegan al País del Sur. Glinda, la bruja, les recibe y pregunta a cada uno que querrán hacer después de la partida de Dorothy. El espantapájaros dice que quiere seguir siendo el gobernante de Oz. El Leñador de hojalata quiere ir al país de los Winkies, ya que en ausencia de la malvada bruja le pidieron que les gobernara. Y el león desea quedarse en el bosque de los animales para gobernarles.
Glinda dice que llevará a cada uno donde desea. Sorprendentemente, se fija en Dorothy y le dice que con sus zapatos plateados podrá atravesar el desierto y llegar a Kansas. De hecho, lo hubiera podido hacer el primer día en que llegó. “¡Pero entonces yo no tendría mi cerebro!”, dice el espantapájaros. “¡Ni yo mi corazón!”, dice el leñador. “¡NI yo sería valiente!”, dice el león. Dorothy se alegra de haber ayudado a sus amigos, y como ahora cada uno ya tiene un país que gobernar ella ya puede irse a casa.
Glinda le dice a Dorothy que entrechoque sus tacones tres veces y diga a dónde quiere ir. La niña se despide de sus amigos y hace lo que le dice la bruja. Al momento, se encuentra rodando en calcetines por la hierba de las praderas de Kansas…
Es en el último viaje dónde las experiencias que viven les piden el máximo de cada uno. Están mucho más capacitados. Al final, cada uno ha conseguido ser el gobernante de un país. Simboliza el ideal de que cada una de las partes de nuestra psique, mente, emociones y físico, sea suficientemente sabia como para gobernar su propio plano y estar al servicio. Dorothy, como alma, ha comandado la expedición uniéndolos a todos. En su experiencia ha conseguido dominar los tres cuerpos y usarlos de un modo correcto.
Si bien podría haber vuelto a casa el primer día, el verdadero objetivo era el viaje, conocer a sus 3 curiosos amigos, ayudarles a ser lo que querían ser, y finalmente volver. En nuestras vidas tendemos a poner en el altar unos grandes objetivos, cosas que conseguir, metas que lograr. La vida misma se encarga de “distraernos” con otras cosas, de ponernos trabas, desvíos y entresijos que entendemos como paradas en el camino. Lejos de serlo, son esas propias experiencias las que nos conducen al objetivo final, pues al llegar nos daremos cuenta que tal o cual cosa nos hizo aprender.
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