Una de piratas

Me hice pirata para descubrir nuevas tierras, aguas y estrellas. . Y sigo siendo pirata porque puedo lanzarme por la borda al fondo del mar para buscar todo lo hermoso, lo desconocido, lo secreto, lo sutil; lo acaricio y regreso al barco con las manos vacías. Ahora quiero volver a arrojarme al agua, para coger las más bellas conchas y corales, y construir con ellas mi nuevo hogar.

Levantaré mi casa dentro de un pequeño barco, ligera y acogedora para un solo día. Cada mañana al despertar, mis primeros pensamientos serán: "¿Quiero vivir hoy aquí también?" Y si la respuesta es sí, me plantearé cotidianamente una segunda pregunta: "¿Qué quiero cambiar hoy de mi hogar?"

En las casas eternas, la chimenea se llena de cenizas, las puertas se atascan, las telas se desgastan; en las casas transitorias se llena cada mañana un jarrón con esperanzas de locura, se celebran todos los acontecimientos y urgentemente se pintan las ventanas de azul con cariño cuando se desgastan, porque puede que éste sea el último día para disfrutar de ellas. Lo eterno nos hace cómodos, egoístas e impertinentes; lo transitorio nos hace fuertes, flexibles y luchadores.

Ahora sí que voy a tomar mi café con pan recién horneado.

(Pintar uregntentemente las ventanas de azul, Cristina Torrado)