Abre la ventana de tu corazón, ventila tu alma y deja salir el odio, el rencor y la soberbia.Libérate del gusto amargo que deja el resentimiento y haz una limpieza en los cristales de la ventana del corazón, verás cómo te cambia la vida.
Deja que la luz inunde tu alma, olvida las decepciones, las tristezas, los fracasos. Deja de sufrir por sufrir y permite que la fuerza que hay en ti te permita solucionar de mejor forma los problemas.
Abre las ventanas de las ilusiones y derrocha sueños y alegría , nadie sueña vanamente ... no es verdad que los sueños son imposibles.
Abre de par en par la ventana de la amistad, los amigos son muy importantes en la vida de toda persona. Aunque estén lejos o el contacto sea esporádico resérvales un lugar en tu corazón como seguramente ellos reservarán un lugar para ti en el suyo. 
Asómate a la ventana de la gratitud, demuestra tu alegría de vivir y espárcela. Agradece a Dios por todo lo que te ha dado en bienes y afectos.
Siembra ternura, con un gesto, una frase amable, un guiño o una sonrisa. Muchos lo notarán, lo agradecerán y se te devolverá multiplicado.
Mantén abierta la ventana de la amabilidad.

Abre la ventana al optimismo y la confianza.
Esparce todo lo bueno que hay en ti, tus valores y principios, mucho más allá de la ventana para que se esparza por toda la vecindad.
Abre la ventana de la vida y agradece todos los días a Dios por todo lo que has logrado.
No mires pasar la vida, ¡¡¡VIVELA!!!







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