He conseguido vencerme! Ha podido más mi YO que mi yo pequeñito, cansado y desanimado…De vuelta a casa, no tenía ya ganas de nada. La casa desordenado, todo por hacer, ya no podía más…que le den!...Pero no! Adoro el orden y la belleza. ¡No me va a ganar el desánimo! Y pasito a pasito, poco a poco y sin sentir ha vuelto mi casa a lucir. Todo en orden, todo en paz. ¡Que gran placer sacar el orden del caos, la paz de la confusión! Así como es el exterior, es el interior. Estoy en paz.
¡Esto es la Gloria!
Cuando nos volvemos a levantar después de haber sido vencidos por alguna dificultad en nuestra vida, estamos ejerciendo nuestra divinidad.
Cuando elegimos amar en vez de juzgar, estamos ejerciendo nuestra divinidad.
Cuando contenemos el golpe en vez de lastimar innecesariamente, estamos ejerciendo nuestra divinidad.
La divinidad se demuestra a través de las decisiones más comunes, momento a momento.
-Desconozco autor-
1 comentario:
Un saluto, cara Victoria!
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