sábado, 18 de febrero de 2012
Herman Tulp
Mi adorada Mary:
Bendita seas para siempre por todo lo bueno que me has dado. Siempre que charlas conmigo siento un delicioso dolor en el corazón. Es como si me señalaras la cumbre de una montaña y me preguntaras:"¿Cuándo llegarás allí, Kahlil?" Cada vez escucho tras tus palabras otra voz que me dice:"Quisiera que Kahlil llegase allí mañana"
Es bueno saber que la montaña tiene una cumbre. Es todavía mejor tener la seguridad de que nuestra bien amada nos quiere ver mañana allí.
Mi vida es sólo un conjunto de notas musicales que tu corazón transforma en melodía. Ojalá siempre seamos capaces de vivir todo lo que hay de sagrado en cada instante.
Con todo el amor de
Kahlil
(Cartas de amor del profeta)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario