martes, 6 de septiembre de 2011
Tiempo de otoño
Querida Mathilda,
a estas alturas los días se han acortado notablemente. Al anochecer ya no se puede cenar afuera y el olor a humedad- el olor del otoño- asciende con fuerza desde la tierra. El campo está todavía quemado por el calor veraniego, las flores casi todas marchitas, las abubillas y oropéndolas se están marchando, pronto estarán en tu tierra. Siempre he experimentado una gran melancolía al terminar el verano, cuando toda forma viviente emprende su proceso de encerrase en sí misma, de recogimiento. Pronto llegarán los tiempos duros del otoño- las lluvias, el viento fuerte- y los tiempos aún más duros del invierno, con las heladas que lo envolverán todo.
(Querida Mathilda, Susana Tamaro)
(Imagenes de Felix Girard)
Pues sí, cuando el verano termina siempre me da un poco de melancolía, aunque acabo disfrutando como loca con los colores del otoño , los olores, las luces, las hojas caídas con su tris tris cuando las piso, los paseos con el perro cuando empieza a oscurecer y las luces y las sombras se confunden, difuminandose, dejando paso a esa luz tenue, sosegada que inhunda todo, hasta los sonidos parecen amortiguados. Una hora mágica. ¡Allá voy! Me está llamando. No la voy a hacer esperar, es tan esquiva... se irá sin mí, sin duda.
Seguiré escribiendo más páginas en mi historia, aunque vaya perdiendo algunas hojas, gastadas y viejas, por el camino.
a estas alturas los días se han acortado notablemente. Al anochecer ya no se puede cenar afuera y el olor a humedad- el olor del otoño- asciende con fuerza desde la tierra. El campo está todavía quemado por el calor veraniego, las flores casi todas marchitas, las abubillas y oropéndolas se están marchando, pronto estarán en tu tierra. Siempre he experimentado una gran melancolía al terminar el verano, cuando toda forma viviente emprende su proceso de encerrase en sí misma, de recogimiento. Pronto llegarán los tiempos duros del otoño- las lluvias, el viento fuerte- y los tiempos aún más duros del invierno, con las heladas que lo envolverán todo.
(Querida Mathilda, Susana Tamaro)
(Imagenes de Felix Girard)
Pues sí, cuando el verano termina siempre me da un poco de melancolía, aunque acabo disfrutando como loca con los colores del otoño , los olores, las luces, las hojas caídas con su tris tris cuando las piso, los paseos con el perro cuando empieza a oscurecer y las luces y las sombras se confunden, difuminandose, dejando paso a esa luz tenue, sosegada que inhunda todo, hasta los sonidos parecen amortiguados. Una hora mágica. ¡Allá voy! Me está llamando. No la voy a hacer esperar, es tan esquiva... se irá sin mí, sin duda.
Seguiré escribiendo más páginas en mi historia, aunque vaya perdiendo algunas hojas, gastadas y viejas, por el camino.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario