viernes, 16 de septiembre de 2011
La sonrisa de un niño
Pues aunque hoy no sea 6 de enero, hoy quiero dejar "la sonrisa de un niño"
La sonrisa de un niño. Ese es el milagro. La nada recién hecha carne, hecha vida, hecha también terrible futuro de incertidumbres, sonríe. Aún feliz. Aún es tiempo de que el tierno misterio de lo que hasta ayer era no ser, vacío, noche oscura, se haga estallido de luz, se haga relámpago en sus labios. La sonrisa de un niño. Las sonrisas de millones de niños. Ese podría ser el milagro.
Cada 5 de enero este viejo mundo no sabe que se pone en el filo de la navaja. Esa noche un ejercito de sonrisas infantiles, de pequeñitos milagros, duermen dispuestos a despertar y teñir de esperanza, sin saberlo, un horizonte demasiado repetido, demasiado doloroso, de odios, de guerras, de egoísmos, de violencia..De llanto y de sangre. Podrían ganar la partida. En esa hora mágica del alba, los ojos de los niños, nublada su mirada limpisima por las lagrimas, las mas hermosas, de la inocencia, se iluminan con el sol de la ilusión. Miles y miles de pequeños milagros que podrían cambiar el rumbo de una triste historia. A punto están cada vez. Que se atreva a decir lo contrario quien no haya temblado de emoción hasta sus adentros ante la sonrisa de un niño. Pero siempre ha podido mas la puta miseria humana.
Para ellos aún la vida es un 6 de enero. Para ellos cada día empieza con la misma ilusión de esa mañana en que descubren la recompensa a sus esfuerzos por ser un poquito mejores.
No saben aún que otros niños, muchos millones, jamas tendrán, jamás tuvieron, un 6 de enero como ellos; muchos para los que todos los días amanecen con el cielo encapotado por el hambre, la pobreza, los malos tratos...no saben aún que también sus padres, sus abuelos, sus bisabuelos fueron niños y no lograron cambiar nada con sus sonrisas, esas que, como ellos, hicieron temblar a muchos a quienes el tiempo ya se les había sido robado.
Pero que nadie se extrañe. Así se va escribiendo una historia de gozos y sombras desde hace más de 2000 años. Desde que otro niño también quiso cambiar el destino de los hombres y redimirles con la luz de su sonrisa desde su cuna de paja en un pesebre y tampoco lo logró. Y tuvo que crecer y comprender que no lo iba a conseguir con sonrisas, sino con lágrimas; no con su mirada inocente, sino con su sangre; no en los brazos de su madre, sino en la soledad de un madero. “La madre y el bebé- leo con un estremecido recuerdo entre lo que nos dejó escrito José Luis Martín descalzo- sonreían, sí, y sus sonrisas eran encantadoras. Pero ¿qué vale en el mundo la sonrisa? NO ES MONEDA COTIZABLE FRENTE A LAS ESPADAS”.
A PESAR DE TODO, ME RESISTO A CREER QUE LA SONRISA DE UN NIÑO NO PUEDA VENCER A LAS ESPADAS PORQUE SIGUE SIENDO UN MILAGRO, UN “CORAZÓN QUE EN SUS LABIOS RELAMPAGUEA”, UN GOLPE SECO EN LAS CONCIENCIAS DE LOS QUE UN DÍA TAMBIÉN SONRIERON. “UN NIÑO DE ORO Y ROSA -SE PREGUNTA JOSÉ HIERRO- ¿PUEDE ANTICIPAR EL ALBA?”. PERO, ¿PARA CUANDO EL ALBA? ¿CUANDO LA SONRISA DE UN NIÑO PODRÁ HACER QUE TODO SEA DE OTRA MANERA?
(mIGUEL aNGEL fLORES)
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