sábado, 21 de agosto de 2010
¡Cómo me cuesta!
Ja! Hoy me está costando aceptar ese plan maravilloso. A pesar de estar un día espléndido, como para ir a la playa a gozar del sol y del mar y todas sus maravillas sin pensar en más, estoy demasiado cansada para intentar esa proeza.
¡Pero mi alma me reclama su dosis de belleza! Siempre está hambrienta. Siempre busca algo más. Quiere que la vida la sorprenda.
Hoy ni siquiera he hecho bien mis deberes, no he cuidado del hogar como debería, como me gustaría. Quiero que mi casa luzca, pero no hay ganas más que de descansar, de cuidar esa otra casa que es mi cuerpo. Pobrecillo, también reclama lo suyo. Siempre acabo olvidándome de él...
Le hago caso y descanso. Mañana será otro día...
¡Pero mi alma me reclama su dosis de belleza! Siempre está hambrienta. Siempre busca algo más. Quiere que la vida la sorprenda.
Hoy ni siquiera he hecho bien mis deberes, no he cuidado del hogar como debería, como me gustaría. Quiero que mi casa luzca, pero no hay ganas más que de descansar, de cuidar esa otra casa que es mi cuerpo. Pobrecillo, también reclama lo suyo. Siempre acabo olvidándome de él...
Le hago caso y descanso. Mañana será otro día...
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