martes, 11 de septiembre de 2012
Una nueva mirada
Vamos entontecidos. La vida pasa a nuestro lado y echamos una mirada miope, sin verla, sin sentirla. Todo superficial. !Cómo si no se puede decir que ser naif es ser un absoluto ignorante y desconocedor de lo que es el arte y que aterriza en él como podía haberlo hecho en la calceta!
El naif es un artista innato, puede conocer o no las técnicas y las teorías de la pintura, muchos de los pintores naifs más valorados actualmente tienen estudios artísticos, pero no se dejan llevar por ideas preconcebidos sino que inventan su propio arte, son espíritus libres.
El arte naif NO ES INFANTIL. Como dice Tomás Paredes , presidente de la AsociaciónMadrileña de Críticos de Arte: "El arte naif está definido por la naturalidad, por la solvencia de una presencia no adulterada, por la necesidad de un "desesperado testimoniar". Poco que ver con el pulso infantil. El arte de los niños no es naif, es distinto a los impulsos de un adulto, que ha vivido, que está implicado en la dinámica social, más o menos contaminado.
El naif es, por definición, ingenuo; el imitador suele ser "gracioso".
Ingenuo no es equivalente a torpe. La ingenuidad se refiere a falta de malicia, candidez, morosidad, pensamiento, ausencia de contrapartidas, darse tal cual."
Solo en ese sentido el naif es naif o es arte y no por la ausencia de perspectiva o la utilización del color puro, sin matices y sombras, eso sólo puede partir de la ignorancia o la indiferencia. Y en último caso lo que importa es que sea pintura, que sea arte, que transmita, que emocione. Porque lo que distingue a un artesano de un artista, o a un "falso naif" de uno verdadero es que el artesano trabajo con las manos y la cabeza y el artista trabaja con las manos, la cabeza y el corazón. El corazón marca la diferencia.
"El arte tiene que volver a ser un acto de sinceridad. La chispa del arte es deudora de la inteligencia, cuando salta nos llena de resplandor y de vida, nos enriquece. Debemos volver a la senda de la emoción, del misterio, de la inteligencia, de la belleza, la situemos donde la situemos."
Sólo buscamos esa mirada cómplice, que sepa ver más allá de las apariencias.
(Obras de: Tito Lucaveche "Seseña, capas. Madrid, Evaristo Navarrete "Fiesta en el convento", Amalia Fernández de Córdoba "Escondidos"y Carmen Corcelles "sueños felices" en el Centro Cultural Carballo Calero de Ferrol, para la Asociación solidaria Arco Iris)
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No, no es lo mismo mirar que ver ni que contemplar. El español es un idioma rico en expresiones, en matices.
Mirar es dirigir la vista, ver es percibir y contemplar es poner la atención en algo. Sí lo pensamos son tres acciones muy distintas. Se puede mirar sin ver y ver sin contemplar.
A muchos la vida le pasa de largo por no saber ver. Mejor dicho por no poder contemplar todo lo que se ofrece a sus ojos. El banquete esta servido desde el principio pero hay demasiada gente haciendo dieta.
Nos conformamos con el mero mirar sin atrevernos en pasar a ver y ni hablar del contemplar.
Y la vida sigue… se nos pasa en una mirada…
Por supuesto que existen maneras de mirar diametralmente distintas.
Un poeta mirará el mar amándolo y siempre habrá un científico o un técnico que mirará ese mismo mar como un compuesto de hidrógeno y oxígeno, analizándolo.
Para la mirada de Mafalda, el cielo es belleza; para la mirada de Manolito, apenas una manera azul de perder el tiempo…
Aprender a Ver significa mirar de nuevo, como si las cosas apareciesen por primera vez a la luz del sol.
Aprender a ver significará, también, detenerse en lo sencillo y en lo habitual. La mirada humana más penetrante es la que detecta el carácter extraordinario de lo más común.
Obvio que si no se mira no se ve.
"Para ver claro –decía Saint-Exupéry-, basta cambiar la dirección de la mirada".
Una opción es mirar las cosas como un niño. Hagan la prueba. En esta época regida por la televisión, la computadora y la comida chatarra, la sencillez y la inocencia son esenciales para mantener despierto el corazón y la mente. De lo contrario podemos ir sacando patente de zombis.
“Cuando el sabio señala la luna, el tonto se queda mirando el dedo” Proverbio Oriental
Ampliemos nuestro horizonte, nuestra sensibilidad, estemos siempre dispuestos a ver las cosas de otra manera…
(Alberto Avila)
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