viernes, 4 de julio de 2014
Hemos andado demasiado deprisa, y ya no sabemos ni lo que estamos haciendo...
Un explorador blanco, ansioso por llegar cuanto antes a su destino en el corazón de África, ofreció una paga extra a sus porteadores para que anduviesen más deprisa.
Durante varios días los porteadores apuraron el paso. Una tarde, sin embargo, se sentaron todos en el suelo y posaron la carga, negándose a continuar. Por más dinero que le ofreciesen, los indígenas no se movían.
Finalmente, cuando el explorador pidió una explicación para aquel comportamiento, obtuvo la siguiente respuesta:
-Hemos andado demasiado deprisa, y ya no sabemos ni lo que estamos haciendo. Tenemos que esperar a que nuestras almas nos alcancen.
Maktub, Paulo coelho
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1 comentario:
Sí, tanta prisa, para que?
un abrazo grande.
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