
llegaste de nuevo
tras mi primera muerte
fué un triste viaje, pero estás aquí.
Aunque no quiera nacerme
una y mil veces me obligas
a volver a tu vida, al sol que quema.
¿Cuántas veces puedo dudar de lo que siento?
La luna luce lejana y tú
sonriendo ante mi cadáver
amaneces otra vez toda mi vida.
(Elisa Vazquez de Gey, versos sin rimmel)
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