Aleluya. En alguna rara ocasión mi soledad se llena de prójimas y mis brazos abrazan y abrasan. Mi memoria viaja de noche; mis jardines, de amanecer en amanecer.

Aleluya. Cuando encuentre la verdad aún estaré a tiempo para llevar a mi infancia conmigo y clavarla luego como un afiche en la pared de la cocina. Nos vamos para volver; volvemos para irnos de nuevo. El tiempo es un viaje de escalas infinitas donde aprendemos y enseñamos algo.

(Mario Benedetti)
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