No dejes de creer que las palabras, la risa y la poesía sí pueden cambiar el mundo.

Fe

Confío confío confío

No te detengas en la duda ni el temor, tampoco en la culpa ni en la autorrecriminación, reside en el esplendor permanente con la seguridad de que eres muy amado.

Siempre eres Uno con Dios, Siempre eres bienvenido a casa. Porque tu hogar es Mi corazón y Mío es el tuyo.

Esperanza


La esperanza le pertenece a la vida, es la misma vida defendiéndose.
(Julio Cortazar)

Amor


La esperanza es esa cosa alada que se posa en el alma y canta la melodía sin palabras que nunca cesa.
(Emily Dickinson
)

Nada nos detiene

Nada nos detiene
Nunca encontraras un arco iris si estas mirando hacia abajo" Charles Chaplin

El amor no es un camino. Te trae de regreso a tu hogar. El amor es tu hogar.
(Sri Sri Shankar)

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Frases

miércoles, 19 de febrero de 2014

Atravesando el espejo


¿Por qué ciertas personas intentan ir en contra del orden natural de la vida, que es el luchar por sobrevivir de cualquier manera?

-Por eso estaba llorando- dijo Veronika-. Cuando tomé las pastillas yo quería matar a alguien que detestaba. No sabía que existían, dentro de mí, otras Veronikas a las que yo podría amar.

Era verdad que había llevado hasta la últimas consecuencias muchas acciones en su vida, pero sólo lo que no era importante (como prolongar enfados que un pedido de disculpa resolvería, o dejar de telefonear a un hombre del que estaba enamorada por considerar que aquella relación no la llevaría a ninguna parte). Había sido intransigente justamente en aquello que era más fácil: mostrarse a sí misma su fuerza e indiferencia, cuando en verdad era una mujer frágil, que jamás había conseguido destacar en los estudios, ni en las competiciones deportivas de su escuela, ni en su tentativa por mantener la armonía en su hogar.

Había superado sus defectos más leves para ser derrotada en lo que era más importante y fundamental.

Había dado a todos sus amigos la impresión de ser un modelo que ellos debían envidiar, y había gastado lo mejor de sus energías en comportarse a la altura de la imagen que se había creado.

Por causa de eso nunca le habían sobrado fuerzas para ser ella misma: una persona que, como todas las demás de este mundo, necesitaba de los otros para se feliz.

Detestó todo lo que pudo en aquel momento. A sí misma, al mundo,a la silla que tenía enfrente, a la calefacción rota en uno de los corredores, a las personas perfectas, a los criminales. Estaba internada en un psiquiatrico y podía sentir cosas que los seres humanos esconden de sí mismos, porque todos somos educados para amar, aceptar, intentar descubrir una salida, evitar un conflicto. Veronika odiaba todo, pero odiaba principalmente la manera en que había conducida su vida,, sin jamás descubrir los centenares de otras Veronikas que habitaban dentro de ella y que eran interesantes, locas, curiosas, valientes, arriesgadas.
.....

Veronika empujó la puerta de la sala de estar, se acercó al piano, levantó su tapa y, con toda su fuerza, golpeó con las manos el teclado, un acorde loco, disonante, desquiciado, que resonaba en el ambiente vacío, chocando con las paredes y regresando a sus oídos bajo la forma de un ruido agudo que parecía arañar su alma. No obstante, ése era el mejor retrato de su alma en aquel momento.

Golpeó el piano una, dos, diez, veinte veces, y cada vez que lo hacía su odio parecía disminuir, hasta que se disipó por completo.

Entonces, nuevamente, la embargó una profunda paz y Veronika volvió a contemplar el cielo estrellado, con la luna en cuarto creciente. su favorita- llenando con suave luz el lugar donde se encontraba. Retornó la sensación de que el Infinito y la Eternidad eran inseparables, y bastaba contemplar a uno de ellos- como el Universo sin límites- para notar la presencia del otro, el Tiempo que no termina nunca, que no pasa, que permanece en el Presente, donde están todos los secretos de la vida.

En el breve lapso transcurrido entre la enfermería y la sala, ella había sido capaz de odiar tan fuerte y tan intensamente que no le había quedado rastros de rencor en su corazón. Había dejado que sus sentimientos negativos, reprimidos durante años en su alma, salieran finalmente a la superficie. Ella los había sentido, y ahora ya no los necesitaba más: podían partir.

Se quedó en silencio, viviendo su intenso presente, dejando que el amor ocupase el espacio vacío que había ocupado el odio. Cuando sintió llegado el momento miró a la luna y tocó una sonata en su homenaje, sabiendo que ella la escuchaba, se sentía orgullosa y esto provocaba el celo de las estrellas. Tocó entonces una música dedicada a las estrellas, otra al jardín y una tercera a las montañas que no podía ver de noche pero que sabía que estaban allí.

En medio de la música para el jardín, otro loco apareció: Eduard, un esquizofrénico sin ninguna posibilidad de  curación. Ella no se amedrentó con su presencia, por el contrario, sonrió y, para su sorpresa, él le devolvió la sonrisa.

También en su mundo distante, más distante que la propia luna, la música era capaz de penetrar y hacer milagros.
(Veronika decide morir, Paulo Coelho)

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