Tiene su historia. Se me ocurrió pintar este cuadro con esa luz mágica que lo envuelve todo, difuminando las luces y las sombras, pero se me presentaba un problema, no sabía como iluminar a los niños....estaba pintándolo en mi habitación; a los pies de la cama tengo una mesa donde trabajo y un día frustrada, peleada con las luces que no veía, me eché en la cama y cuando miro hacia el cuadro entraba el sol por la ventana de tal manera que formaba un triangulo perfecto enmarcando los niños.¡Increible!
Salté de la cama corriendo para dibujar aquel milagro. El Espíritu iluminándome!
Por supuesto que no volvió a entrar de esa manera nunca más. Fué un momento mágico.
Y ahí están los niños delante de un pozo cavado en la tierra, en ese triangulo de luz y encima un angelito arrojando flores. Siempre que estamos decididos a hacer algo, a realizar un sueño, el universo nos traerá lo que necesitamos para hacerlo realidad. El cielo se abre.
Me recuerda a esa frase que dice: "El pozo de la Providencia es profundo, son los cubos que llevamos hasta él los que son pequeños"
Así que voy a llevar un cubo bien grande para recoger todo lo que la Providencia tenga reservado para mí.
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