sábado, 20 de noviembre de 2010
Rompe tus cadenas!
El trabajo sobre sí mismo es la característica fundamental de un cambio.
Nadie podría hollar la senda de la Gran Rebeldía si no trabajase sobre si mismo.
El trabajo al que nos referimos es de tipo psicológico.
Necesitamos aprender a vivir de instante en instante.
Por ej. una persona que se encuentra desesperada por algún problema sentimental, económico, o político, obviamente se ha olvidado de “si misma”.
Tal persona si se detiene un instante, si observa la situación y trata de recordarse a si misma, y luego trata de comprender el sentido de su actitud…
Si reflexiona un poco, si comprende que todo pasa, que la vida es ilusion, fugaz y que la muerte reduce a cenizas todas las vanidades del mundo… Si comprende que su problema no es mas que un fuego fatuo que pronto se apagará, verá pronto con sorpresa que todo ha cambiado.
Es evidente que la gente reacciona mecánicamente ante las diversas circunstancias de la vida…
Suelen siempre convertirse en victimas.
Cuando alguien les adula sonríen;
cuando les humillan, sufren;
insultan si se les insulta;
hieren si se les hiere;
nunca son libres;
sus semejantes tienen poder de llevarles de la alegría a la tristeza, de la esperanza a la desesperación o viceversa.
Son como un instrumento musical donde cada uno de sus semejantes así como cada circunstancia, toca en ellos lo que le viene en gana.
Cada uno de nosotros debiera descubrir qué es aquello que nos mantiene prisioneros.
No es indispensable que continuemos en desgracia.
Debemos para ello reducir a polvareda cósmica eso que nos hace tan débiles.
De nada sirve engreírnos con títulos, honores, diplomas, dinero, vanos racionalismos subjetivos, consabidas virtudes, etc.
Hay que dejar de estar embotellados entre nuestros dogmas y creencias, petrificados en los recuerdos de muchos ayeres, llenos de prejuicios, esclavos de qué dirán.
Transformar reacciones mecánicas es posible mediante la confrontación lógica y la auto reflexión intima del ser.
(Paula, el camino del corazón)
Imagen Vladimir Olenberg
Nadie podría hollar la senda de la Gran Rebeldía si no trabajase sobre si mismo.
El trabajo al que nos referimos es de tipo psicológico.
Necesitamos aprender a vivir de instante en instante.
Por ej. una persona que se encuentra desesperada por algún problema sentimental, económico, o político, obviamente se ha olvidado de “si misma”.
Tal persona si se detiene un instante, si observa la situación y trata de recordarse a si misma, y luego trata de comprender el sentido de su actitud…
Si reflexiona un poco, si comprende que todo pasa, que la vida es ilusion, fugaz y que la muerte reduce a cenizas todas las vanidades del mundo… Si comprende que su problema no es mas que un fuego fatuo que pronto se apagará, verá pronto con sorpresa que todo ha cambiado.
Es evidente que la gente reacciona mecánicamente ante las diversas circunstancias de la vida…
Suelen siempre convertirse en victimas.
Cuando alguien les adula sonríen;
cuando les humillan, sufren;
insultan si se les insulta;
hieren si se les hiere;
nunca son libres;
sus semejantes tienen poder de llevarles de la alegría a la tristeza, de la esperanza a la desesperación o viceversa.
Son como un instrumento musical donde cada uno de sus semejantes así como cada circunstancia, toca en ellos lo que le viene en gana.
Cada uno de nosotros debiera descubrir qué es aquello que nos mantiene prisioneros.
No es indispensable que continuemos en desgracia.
Debemos para ello reducir a polvareda cósmica eso que nos hace tan débiles.
De nada sirve engreírnos con títulos, honores, diplomas, dinero, vanos racionalismos subjetivos, consabidas virtudes, etc.
Hay que dejar de estar embotellados entre nuestros dogmas y creencias, petrificados en los recuerdos de muchos ayeres, llenos de prejuicios, esclavos de qué dirán.
Transformar reacciones mecánicas es posible mediante la confrontación lógica y la auto reflexión intima del ser.
(Paula, el camino del corazón)
Imagen Vladimir Olenberg
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