Saldrá cantidad de porquería que has acumulado con los años. Nunca se le ha dado a la mente la libertad de tirar toda esa basura, así que, al dársele la oportunidad, empezará a correr igual que un caballo desbocado. ¡Deja que corra! Siéntate y obsérvala.
Observar, observar simplemente, es el arte de la paciencia. Te entrarán ganas de subirte al caballo y conducirlo en una u otra dirección, porque ese es el hábito que hasta ahora has practicado, pero tendrás que ejercitar la paciencia para romper ese hábito. Deja que la mente vaya a donde quiera, y simplemente obsérvala; no trates de darle ninguna orden, ya que una palabra genera otra, y otra, y mil palabras más, puesto que todas las cosas están conectadas...
Muchas veces te olvidarás de ser testigo; volverás a subirte al caballo y te irás de viaje por tus pensamientos, involucrado en ellos una vez más. Si te identificas con algún pensamiento, has fracasado; en cuanto te des cuenta de ello, bájate del caballo y deja que las palabras, los pensamientos, vayan a donde quieran sin ser tú su jinete. Limítate a observar.
Poco a poco, muy tenuemente, empezarás a oír los pasos del silencio y a experimentar el arte de escuchar. Entonces, cuando hayas aprendido a escuchar, ya no necesitarás buscar a un gurú, porque, dondequiera que estés, estará el gurú. La brisa agitará las hojas de los árboles, caerán las flores y las hojas secas, y lo oirás todo.
Sentado en la playa, oirás las olas. Oirás desbordarse el río, los relámpagos en en cielo, el tronar de las nubes. Oirás en canto de los pájaros, el llanto del niño, el ladrido del perro... En cualquier circunstancia, oirás... Si has aprendido el arte de escuchar, rebosarás de dicha, porque habrás empezado a ser el testigo; y el testigo es la dicha misma".
Osho, El verdadero nombre. La melodía de la existencia http://osho-maestro.blogspot.com/
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